La Dama Intocable

¿ Soy acaso culpable yo?, no elegí ser así. Igual yo estoy pagando mi condena. Ya lo sé, soy deseada por cualquier hombre y envidiada por toda mujer. Ellos me miran me observan, se excitan, me anhelan; sus miradas penetran cada parte de mi cuerpo ( en realidad todos sabemos que se concentran en algunas nomás). Hablan en frente mío o a mis espaldas pero ninguno me enfrenta, me confronta o tan solo trata de acercarse para conocerme y saber quién soy.
Ellas son las peores, por que ni siquiera puedo escucharlas en sus murmuros llenos de celos, envidia; que culpa tengo yo de que la ropa interior no les calce como a mi; aunque algunas se que no son así.
Es caso Ególatra pensar que puedo llegar a ser un simple diosa, alguien a la cual la gente observa, admira, ama; lo cual me lleva a la conclusión de que tal vez me veneran como a una divinidad. Si, lo se; es un simple delirio de grandeza, pero tanta soledad lo único que me permite ( o me obliga) es pensar y reflexionar un y otra vez.
Pero este gracia, don o atributo (o maldición como lo llamo yo cuando estoy de mal humor) que atraen a tantas mirada conlleva a una especie de eterna espera de algún valiente que consuma lo que las miradas han iniciado. Un hombre que me posea, o tal vez una mujer que me abofetee por la mera envidia.
Hay días donde me gusta autodenominarme la Princesa, otros la Diosa, cuando estoy mal, la Maldita; pero creo que el mejor es la DAMA INTOCABLE y no por mi voluntad; si no por mis atributos / maldiciones.
No crean que es un simple hecho circunstancial o espacial, en otras calles me pasa lo mismo, siempre observada, siempre envidiada, siempre deseada. Bah, en realidad tal vez sea circunstancial.
Y digo circunstancial por que, creo que ya no seré el centro de la atención ( que es lo único que me queda). Malditas elecciones, como un frío político puede llegar a reemplazarme, como puede ser el más vistoso que yo, mas sensual o admirable; si ellos solo viven de las mentiras, Aunque yo pensándolo bien tal vez yo sea una mentira, una gran falacia; soy reducida a una mera imagen estática que no me permite sentir.
Pero que más puedo hacer; yo ya dije estoy pagando mi condena de no poder ser tocada, ni poseída, solo me queda disfrutar ( o penar) de los observadores anónimos como aquellos, que estan ahi en frente, y de aca los puedo esuchar.


- Che, que buena que está la mina del cartel, ¿no? Es la mujer perfecta.

Así es como La dama Intocable, cuenta sus últimos días antes de que la imagen de un político suplante el cartel en donde ella habita.